Relación médico – paciente

El Dr. Michael Balint marcó un antes y un después en la humanización de la práctica médica, luego de su publicación “El médico, el paciente y la enfermedad” en 1955. La relación médico-paciente es terapéutica, esta afirmación es sin duda uno de los principios más importantes de su obra. El médico y su humanización, es una simbiosis absolutamente necesaria para alcanzar el mejor tratamiento.

Según el Dr. Isaac Abecasis, fundador y ex presidente de la Sociedad Psicosomática de Rosario, Argentinax , la relación médico-paciente es un recurso terapéutico muy poderoso, tanto como la cirugía, la radioterapia o los fármacos. La palabra, el gesto, la mirada, el abrazo, la escucha, actúan sobre el sistema nervioso central, que a su vez actúa sobre todos los órganos. El bisturí actúa sobre el órgano extirpado, la radioterapia sobre el irradiado, los fármacos tópicos sobre la piel. La acción contenedora de la relación médico-paciente no es igualada por ningún otro método terapéutico. Cuando un paciente está aterrado por su enfermedad, le palpita el corazón, le transpiran las manos, le tiemblan los músculos, estos síntomas no se tratan con bisturí, radioterapia o fármacos, se contienen en la relación médico-paciente.

La transferencia es un término acuñado por Sigmund Freud, para denominar a lo que le pasa a una persona con otra, por ejemplo a un paciente con su médico. El médico es visto como un ser con poder, es una figura revestida de autoridad, con poderes sobre la vida y sobre la muerte. La transferencia médico-paciente tiene un doble sentido, es paternal y maternal. Paternal porque el médico tiene autoridad, va a ordenar dietas, cuidados, conductas, medicamentos, exámenes, cirugías; maternal porque va a cuidar al paciente. Es muy común escuchar la frase “estoy en sus manos”, sintetiza la visión paternal y maternal del médico.

Se llama contratransferencia a lo que experimenta el médico ante la transferencia del paciente. El médico ante la transferencia “estoy en sus manos”, puede sentirse omnipresente, omnipotente y desarrollar todo su narcisismo. Sin embargo, creemos que el médico debe saber actuar, tratando de trasmitirle al paciente que necesita de su ayuda para alcanzar el éxito terapéutico. Debemos devolverle la responsabilidad al paciente.

A partir de Michael Balint comenzó a considerarse que la relación médico-paciente era un tratamiento en si misma. Él desarrolló los “grupos Balint” para instruir a los médicos en humanización. Freud en 1908 ya mencionaba la importancia de la relación médico-paciente. Los médicos no debemos actuar como una madre abandonante o como un padre sin autoridad.

El examen físico es de suma importancia, más allá de todos los avances en imagenología y laboratorio. Es contenedor el contacto de la piel del profesional con la del paciente.

Lo más importante es que el paciente se sienta reconocido, revisado, cuidado.

Michael Balint fue un psicoanalista y bioquímico húngaro, refugiado en Inglaterra, que trabajaba en 1950 en la Clínica Tavistock de Londres, donde estaba la escuela de otra refugiada, la psicoanalista alemana Melanie Klein.

Los grupos Balint se hicieron famosos en la década del 50, donde psicoanalistas orientaban a los distintos clínicos en la humanización de la medicina, buscando mejorar la relación con sus pacientes. Con las experiencias de estos grupos escribió su libro, un verdadero clásico, “El médico, el paciente y la enfermedad”.

La relación formada entre un médico y su paciente, durante el proceso de enfermedad es rica y compleja. Influye en el curso de la enfermedad, en la eficacia del tratamiento y tiene por si misma un valor curativo. La relación no debe ser impersonal.

La relación médico-paciente ha ido variando a lo largo de la historia, según las transformaciones sociales y culturales.

Pedro Laín Entralgo en su libro “La relación médico-enfermo. Historia y teoría. (1964)” analiza este encuentro interpersonal en profundidad.

Antiguamente la relación entre el médico y su paciente, era de características mágicas y/o sacerdotales. Con los años se fue transformando en una relación más humana y real. Sin embargo, al acercarnos a la actualidad cada vez es menos personal y humanitaria.

Creemos, en una medicina personalizada, humanística, empática, con distancia óptima y neutralidad cordial, entre el médico y el paciente. Somos partidarios de un compromiso en los resultados terapéuticos, de una preocupación en los mismos, de ver al paciente como un ser humano, con su entorno y sus preocupaciones.

La medicina está cada día más tecnificada, los médicos no debemos dejarnos llevar por el aluvión tecnológico.

PASOS EN LA RELACION MEDICO-PACIENTE

  1. CONTACTO – puede existir acercamiento, rechazo o equidistancia, es decir simpatía, antipatía o neutralidad. Lo ideal es la equidistancia o neutralidad.
  1. VINCULO – es el lazo que se forma entre el médico y el paciente. El lazo debe ser firme, hace al compromiso de ambas partes.
  2. EDIFICACION DEL VINCULO – se trata de un estado de retroalimentación positiva. Muy importante en la medida que pueda ser controlable.
  3. CONSOLIDACION – la relación perdura en el tiempo, signo de confianza y respeto.

Existirían muchos menos juicios de mala praxis médica, si se trabajara más siguiendo los pasos de la relación médico-paciente. O sea en la medida que ejerzamos con una actitud más humanista.

Dr. RICHARD COLUCCI